domingo, 28 de julio de 2013

Carpe diem (No. 25, nov 2003-ene 2004)


“A la oportunidad la pintan calva”, dice un refrán que me parece vejatorio para nosotros los calvos. Propongo que a la oportunidad y a nosotros nos llamen en cambio “de pilosidad alternativa”. Sea como sea, el refrán implica que la vida no es pródiga en oportunidades. Es cierto. Por eso hay que aprovecharlas cuando se presentan. Carpe diem, como dijo no sé quien.
         El divulgador tenaz ha de estar atento a las ocasiones que le ofrece la vida para ejercer su arte. En Universum, por ejemplo, ya se ha propuesto poner en los baños cédulas que expliquen qué es una parábola para leerse mientras el visitante (varón) hace pipí, momento en que tiene el ejemplo gráfico a la vista y la fuente del fenómeno literalmente en las manos. ¡Excelente idea! ¡Y qué interactividad!
         Pero, como todas las ideas, se puede extender. Propongo que aprovechemos otro fenómeno que se produce en el baño, sitio inmejorable para divulgar la mecánica de fluidos. Podríamos poner en los excusados una cédula que explique la fuerza de Coriolis, que aparece cuando un cuerpo se desplaza sobre otro que gira (como, digamos, los vientos sobre la Tierra). La fuerza de Coriolis desvía las grandes corrientes de aire y agua que van de los polos al ecuador y produce los ciclones y anticiclones, así como los remolinos marinos y sus correspondientes antirremolinos. Hay quien afirma que la fuerza de Coriolis también es responsable de los remolinos de agua del excusado y que éstos giran en distintas direcciones en el hemisferio norte y en el hemisferio sur. Pongamos pues una cédula que le sugiera al ocupante del retrete qué hacer y qué ver. En seguida la cédula le explicará qué sucede para no darle tiempo de imaginarse tonterías. Así el visitante saldrá del baño no sólo aliviado, sino instruido.
         Para ser francos, dudo mucho que la fuerza de Coriolis intervenga en las vueltas del agua del retrete y su contenido. Acabo de estar en el ecuador y me consta que ahí el agua no se va por el drenaje sin dar vueltas (hice la prueba, no crean). Pero no permitamos que ese detalle sin importancia nos arrebate la ocasión de soltarle a nuestro visitante palabrotas como “fuerza de Coriolis” y “marco de referencia no inercial”, que siempre impresionan. Así, si el visitante sale del baño sin haber entendido ni un cuerno, por lo menos se irá convencido de que nosotros sí entendemos, que es lo principal. Ya encarrerados, podemos poner cédulas que expliquen las vicisitudes de la electricidad estática en cada picaporte que da toques y la segunda ley de la termodinámica en cada equipo descompuesto.
         En el baño también se puede aprovechar para explicar algunos fenómenos relacionados con los gases y la presión, pero ya no me queda espacio para discutirlos.

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