En los países democráticos
(¡lejanas tierras!) todo el mundo tiene derecho a hablar. Qué bueno. Lástima
que, al mismo tiempo, sea rarísimo que un ciudadano que ejerce ese derecho
tenga algo interesante que decir. Y como es cada vez más común que cualquiera
lo haga a la menor provocación y en cualquier lugar, es muy difícil que los
otros ciudadanos ejerzan a su vez su derecho a no escucharlos. Las ideas fluyen
libremente, imparables. Se meten hasta por debajo de las puertas. El flujo de
las ideas se convierte en un fin en sí
mismo y no importa si las ideas que fluyen son áridas, aburridas o tontas. Esto
favorece que fluyan sobre todo ideas áridas, aburridas y tontas.
En México eso todavía no sucede
(¡qué suerte!), pero podemos figurarnos lo que es vivir en una nación donde uno
no puede refugiarse del flujo de las ideas examinando el contenido de cualquier
boletín extranjero de noticias científicas y tecnológicas. “Las arañas hacen
mejores notitas adheribles Post-it”,
dice una nota de Science Daily. ¿Y a
mí qué me importa? A lo mejor las arañas también hacen mejores refrigeradores
donde pegar sus notitas Post-it, pero
eso no va a resolver los problemas del mundo. “Las personas que beben piensan
mejor”, anuncia otra nota de la misma fuente. ¡Qué novedad! Cuando los
redactores de El muégano divulgador nos
ponemos hasta las manitas de vino en un restaurant durante nuestras cenas de
trabajo, pensamos tan bien, que resolvemos los problemas del mundo mejor que la
araña más pintada.
Las noticias de ciencia y
tecnología necesitan más punch. Esto
me lo enseñó un periodista de Iguala, Guerrero, hace muchos años. Sin asomo de
malicia me contó que de vez en cuando inventaba noticias para insuflarle acción
al periódico de ese apacible lugar. Un día, por ejemplo, había inventado que en
la sierra cercana se había visto caer un meteorito, mentirita que no le hacía
daño a nadie (el equipo de astrónomos que despachó la UNAM a la sierra de
Guerrero con peligro de sus vidas y un gasto de miles de pesos no cuenta).
Yo soy partidario de que novelemos
un poquito para darles sabor a nuestras noticias. Por ejemplo, si se anuncia
que Domino’s Pizza tiene un sistema
informático que les permite saber de
dónde llama uno (y así distribuir las llamadas a la sucursal más cercana),
podríamos añadir que en nuestra universidad se está desarrollando un sistema
mejor, que permite saber no sólo de dónde llamas, sino de qué quieres tu pizza
e incluso antes de que lo sepas tú. Es más, en cuanto te dices “ay, cómo se me
antojaría una pizza”, suena el timbre y ahí está el repartidor, podríamos agregar.
¿La única noticia que tenemos por
anunciar es que las arañas hacen mejores notitas Post-it? Añadamos que ya tienen planes para comercializarlas fuera
del mundo arácnido y van a ver cómo caen lectores en nuestras redes como
moscas. ¿Que el planeta Urano tiene un anillo de un bonito color azul neón?
Sazonemos esta noticia con el complemento de que el Telescopio Espacial Hubble
acaba de detectar en ese anillo un letrero luminoso que dice “Compre petacas
Miguel” y nuestro impacto alcanzará
alturas astronómicas.
Se me acaba el espacio y además
esto de tener tantas buenas ideas me está dando hambre. Se me antojaría algo
italiano, no sé, espagueti a la boloñesa, o....
Suena el timbre. Voy a ver quién
es.
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