“Señores emperadores, príncipes y
marqueses”, empieza el libro La
descripción del mundo, en el que el comerciante y explorador accidental
Marco Polo cuenta lo que vio durante sus viajes por el Lejano Oriente.
¿”Señores emperadores, príncipes y marqueses”? ¡Por favor! ¿Cómo se le ocurrió
semejante inicio al pragmático Marco, que en el resto del libro se la pasa
enumerando los productos, actividades comerciales y otros aspectos prosaicos de
la vida en las regiones que visitó?
La respuesta es
que no se le ocurrió a él, sino a su colaborador, Rustichello, escritor de
aventuras venido a menos que por casualidad le tocó a Marco como compañero de
celda cuando cayó preso de los genoveses. Marco y Rustichello escribieron
juntos en prisión el famoso libro de Marco en 1295. Marco narraba y Rustichello
redactaba, tomándose de tanto en tanto libertades con la narración cuando ésta
le parecía mundana y poco heróica. El resultado es un libro que refleja las
personalidades de ambos autores, aunque sólo lo firmó Marco.
Colaborar es un
asunto delicado. Hay que fijarse muy bien con quién se embarca uno en una
colaboración, no vaya a ser que le rustichelicen
a uno las ideas, o se las marcopolicen,
según el punto de vista. Quizá por eso en la Facultad de Ciencias solían
exigirles a los autores de tesis en colaboración que definieran por escrito y
con anticipación qué parte del trabajo le tocaría hacer a cada quien. No sé si
sigue vigente ese requisito ni si lo exigen otras facultades u otras
dependencias universitarias, pero es bueno estar preparados en caso de que nos
topemos con este obstáculo a la colaboración cuando la divulgación de la
ciencia se profesionalice y haya organismos evaluativos y normativos que nos
digan cómo hacer las cosas. Aquí presento, pues, unas cuantas sugerencias para
repartir el trabajo entre colaboradores (he supuesto que son dos).
1. Hacer
uno la investigación y otro la redacción (desventaja: posibilidad de
rustichelimarcopolización)
2. Escribir
uno las vocales y otro las consonantes
3. Redactar
uno las páginas pares y otro las impares
4. Encargarse
uno de los sustantivos y las preposiciones y otro de los verbos y los adjetivos
5. Hacer
uno el trabajo y otro el café
Nunca entendí
bien para qué quería la Facultad de Ciencias que estableciéramos de antemano la
división del trabajo. Quizá querían con este obstáculo disuadirnos de escribir
la tesis a dúo y así evitarnos los desengaños y sinsabores de la colaboración,
que pueden deshacer amistades. Tal vez pretendían las benévolas autoridades
obligarnos a hacer el esfuerzo de escribir la tesis solos y así fortalecernos
intelectualmente. Tal vez era para que no nos sucediera lo que a Marco Polo con
Rustichello. Tal vez… o tal vez no y aquello era sólo –¿será posible?—una
exigencia burocrática estúpida.
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